De las elecciones a la asamblea
Declaración política de IUCM
(Aprobado en el Consejo Político Regional por 85 votos a favor,
18 en contra y 23 abstenciones)
IU atraviesa una situación especialmente difícil en la que se encuentra en juego su propio futuro como organización políticamente significativa e influyente en la realidad de nuestro país. Sólo una voluntad decidida del conjunto de la organización para enfrentarse de manera positiva y superadora con las deficiencias y errores propios y para impulsar las correcciones y los cambios políticos y organizativos imprescindibles, podrán garantizar la recuperación y el futuro de IU como fuerza políticamente decisiva. Promover y concertar esa voluntad de cambio positivo y superador constituye hoy la tarea básica y más inmediata de los militantes y organizaciones de IU.
No es tiempo para recrearse en las diferencias de matiz, ni tan siquiera es tiempo para tratar de resolver plenamente determinadas cuestiones de alcance estratégico que deberán de tener un tiempo futuro para ser profundizadas y resueltas adecuada y positivamente. Ahora toca definir y abordar una agenda básica, un conjunto de cuestiones políticas y organizativas que nos permitan alcanzar y celebrar una Asamblea Federal de unidad en torno al proyecto de IU, una Asamblea de clarificación política y reforzamiento orgánico, una Asamblea de compromiso e ilusión con nuestros simpatizantes, con nuestros votantes probados y potenciales, con los trabajadores y la sociedad progresista. Una Asamblea proyectada hacia el conjunto de la izquierda española, capaz de devolver la credibilidad y reconciliar a IU con la mayoría progresista. Una Asamblea que lejos de cualquier tentación de interiorización apueste decididamente, por resituar a IU como referente fuerte e imprescindible de la izquierda transformadora.
No pretendemos con esta declaración realizar una ponencia de alcance congresual. Este documento pretende contribuir a definir los temas básicos y prioritarios de la agenda de la Asamblea Federal, desde el Informe aprobado por unanimidad en la Presidencia Regional, con el debate realizado sobre el mismo en las Asambleas de IU-CM, en la Comisión Permanente y en la Comisión Ejecutiva, así como con las aportaciones hechas al mismo por compañeros y compañeras de la organización a título individual, como por ámbitos de la pluralidad de IU-CM. En un sentido más amplio, conviene aclarar que en lo fundamental, los conceptos, análisis y propuestas que se expresan aquí, no son el resultado de una elaboración improvisada, de última hora, sino que responden y reflejan coherentemente un proceso de debate y reflexión abierta, colectiva y plural, basado en la experiencia política y contrastada de las organizaciones, militantes y órganos de dirección de la Federación de IUCM, y desarrollado a lo largo de los últimos años.
No es una declaración para pasar factura, ni para incentivar un cruce de responsabilidades. Es una apuesta de futuro, un llamamiento a la convergencia política y social para reconstruir IU, reformular su discurso político y reforzar el papel de la organización. Entramos en un nuevo tiempo que entre todos y todas hemos de convertir en el tiempo de Izquierda Unida.
Cuando afirmamos que no es una ponencia, estamos de antemano prefigurando el alcance de los objetivos que perseguimos. Defendemos la necesidad de recuperar la prioridad de la política en el desarrollo de la actividad de IU. Es decir, de recuperar el análisis concreto de la realidad, de indagar y conectar con el orden de percepciones y problemas de los trabajadores y de las gentes que se sienten de izquierdas, de dar respuestas eficaces, coherentes, autónomas, comprensibles, y visiblemente transformadoras desde la izquierda a las demandas de los sujetos sociales. No se trata de establecer líneas de incompatibilidad entre la propuesta política y la iniciativa teórica y/o programática. Ambas resultan claramente imprescindibles en la construcción de un proyecto alternativo para la transformación de la sociedad. Lo que queremos es afirmar que hoy, ante los retos de celebración de la Asamblea de recuperación y reconstrucción de IU, resulta prioritario restablecer la prioridad de la propuesta y la acción política, con la aportación de la pluralidad de IU en cada debate a través de las organizaciones regulares, la búsqueda del consenso, y con la cohesión del acuerdo democrático de cada decisión tomada orgánicamente.
Consideramos que la tarea básica en este orden, de cara a la Asamblea, ha de dirigirse a alcanzar un gran acuerdo sobre los ejes básicos de un discurso político y programático acorde a las realidades y cambios producidos en la sociedad española, europea e internacional y basado en la prioridad de la iniciativa política.
La izquierda transformadora española y europea necesita de una profunda reflexión y reorientación. Los resultados electorales así lo están demandando. Pero constituiría un grave error abordar la crisis de la izquierda transformadora europea desde enfoques y/o planteamientos exclusivamente generalistas e indiferenciados. Consideramos que el análisis de esta crisis y la definición de sus respuestas y soluciones requiere partir de una adecuada contextualización europea e internacional, pero exige de manera imprescindible un análisis específico y concreto de las realidades históricas, sociales y políticas nacionales, y de los errores propios y particulares de cada formación y fórmula política ensayada. Sólo a partir de esa reflexión será posible remontar la crisis.
1.- Las elecciones generales del 9 de marzo
El 9 de marzo, Izquierda Unida cosechó los peores resultados electorales de la reciente historia democrática. Unos resultados marcados por un fuerte sesgo bipartidista y presidencialista que en parte contagió a la propia campaña de IU. Unos resultados también derivados de un sistema electoral injusto vigente desde los inicios del sistema democrático, y cuya modificación debe perseguir la iniciativa política de IU en esta legislatura. Pero, ante todo, unos resultados que exigen una profunda y abierta reflexión en IU dirigida a identificar los errores cometidos y a abrir un nuevo tiempo con cambios cruciales y de alcance en la propuesta política y la organización.
Izquierda Unida sumó cerca de un millón de votos. Trescientos mil menos que en 2004. En la Comunidad de Madrid, IU logró 163.633 votos, 51.171 menos que en las elecciones de hace cuatro años. Unos resultados que en el caso de la CAM reclaman mas allá de la reflexión general, la atención sobre el propio modo en que transcurrió y abordamos la campaña; el avance y consolidación electoral del PP en ámbitos sociológicos históricamente de izquierdas (no sólo retrocedió IU, además el PP llego a situarse 10 puntos por encima del PSOE en un escenario de altísima participación -80,84%-); la irrupción de UPyD en la CAM (a 30.000 votos de IUCM), un serio aviso del que hemos de sacar las oportunas lecciones y enfrentarnos políticamente para impedir que altere el mapa político madrileño, con un proyecto que ha explotado al máximo la polarización del debate territorial, sumado a claras deficiencias de IU en relación con el modelo de estado, y a la cuestión de los nacionalismos; el creciente desequilibrio en el seno de la izquierda, reflejado en la pérdida de peso relativo de IU y en su incapacidad para captar el voto de izquierda en un espacio en el que, como se prueba una vez más, a la izquierda de IU no hay nada ( las diferentes opciones radicales y de la llamada extrema izquierda no superan los 5.000 votos).
En el ámbito federal, y sin que sirva de fácil justificación, sería ciertamente un error obviar el debate sobre la ley electoral. Un debate, además, que por primera vez en los últimos 30 años, ha calado hondo en amplios sectores mediáticos y de la sociedad española, lo cual favorece una fuerte y sostenida iniciativa política en esta legislatura para impulsar su modificación. Es verdad que la democracia echó a andar en España con esta ley electoral; que esa ley favorecía el bipartidismo; y que en anteriores comicios en los que IU obtuvo mejores resultados, la ley era la misma. No es menos verdad que antes y ahora la ley es injusta y no garantiza un principio básico de la democracia: una persona, un voto.
Igualmente preocupante resulta la creciente polarización y alineamiento de los medios y grupos de comunicación con los partidos mayoritarios. La apuesta de los grandes periódicos y TVs por la opción bipartidista, no sólo influye en la configuración del mapa político resultante sino que, lo que aún resulta si cabe más grave, contribuye a empobrecer la vida política y cultural del país, reduce la libertad y oportunidades de expresión de las minorías y deteriora la calidad de nuestra democracia. En esta campaña pasada, el desmesurado protagonismo de las televisiones (inadecuado planteamiento presidencialista, con debates a dos incluidos) ha cerrado aún más el círculo y ha reforzado el bipartidismo hasta límites inaceptables en una sociedad abierta y democrática.
Sin embargo, IU se equivocaría si al identificar las causas del resultado electoral se detuviera en el bipartidismo como excusa para no abordar sus propios errores. Analizarlos y asumirlos es una condición imprescindible para corregirlos.
1.1 La campaña de IU
La campaña de IU en su diseño institucional ha contado con errores de bulto que sumados a una cierta deriva de radicalismo en la trayectoria de IU, nos han alejado del amplio espacio de la izquierda social, ya de por sí fuertemente condicionada por el bipartidismo y los medios de comunicación. Con una campaña contagiada por el presidencialismo, en la que no hemos sabido construir un discurso político autónomo sobre los desafíos y oportunidades de fondo a los que se enfrenta la sociedad española, nos instalamos como parte activa de una estrategia simplificada y cortoplacista en torno al dilema bipartidista (o Zapatero o la extremaderecha) que el PSOE y su entorno han pilotado con feroz y calculada determinación. Frente al dilema bipartidista y presidencialista, IU no fue capaz de impulsar y situar en primer plano de la campaña sus propuestas y aportaciones diferenciadas desde la izquierda, respecto a los déficit relacionados con el desarrollo del estado social y la convergencia social con la Europa de los 15, respecto al reto de promover un nuevo modelo de desarrollo innovador y sostenible compatible con el empleo de calidad, respecto a la necesidad de impulsar políticas de cohesión social y de integración de la población emigrante, etc. IU no supo, en definitiva, poner en valor su papel y aportación política propia, diferente y necesaria en una alternativa política y plural de izquierdas capaz tanto de frenar a la opción conservadora representada por el PP, como de impulsar, frente a las incoherencias y déficits políticos del PSOE, un programa creíble y socialmente sentido de reformas y transformaciones.
Actuamos correctamente al denunciar al PP –y hemos de continuar haciéndolo--, cuando el proyecto conservador de la derecha se situó extramuros de la democracia (derechos civiles, inmigración, descrédito de las instituciones públicas…), pero hemos de ajustar nuestra propuesta política para evitar que una denuncia justa y necesaria acabe siendo engullida por la lógica bipartidista. Nuestra renovada voluntad de combatir políticamente los proyectos conservadores no nos puede llevar a renunciar a la interlocución política con todos los partidos democráticos y a participar decididamente en las grandes cuestiones institucionales y políticas del país; en caso contrario IU renunciaría a desempeñar el papel decisivo al que aspira y no haríamos más que reforzar el bipartidismo.
Consideramos que el núcleo central de la propuesta electoral y política de IU ha quedado desplazado. Por errores propios y voluntades ajenas. Se han abordado temas de economía, fiscalidad, trabajo, vivienda, redistribución e igualdad, etc, pero con escasa extensión y protagonismo respecto a otros asuntos. La percepción y valoración social de los problemas, al menos los que se relacionan con la vida cotidiana de las gentes, guardan una estrecha relación con la marcha de la economía. IU ha de recuperar en su discurso la centralidad de la propuesta económica, de la política fiscal, del empleo, de la inversión en formación y capital humano, de los derechos laborales y sociales, de la vivienda y de un modelo económico sostenible. Por supuesto, también de otras demandas que ocupan ya un lugar destacado en la acción política y programática de IU. Resulta imprescindible resituar la cuestión social como eje central de nuestra propuesta programática y política.
Aunque ya han pasado dos meses desde la cita electoral, no nos gustaría pasar por alto hechos concretos de la campaña electoral que, sin dramatizar, incidieron negativamente en nuestra particular batalla por el voto. Nos referimos a los vídeos electorales, oficiales y oficiosos, gestión de la comunicación, y presencia en gobiernos municipales con organizaciones variopintas, incluso del entorno de ETA, dándose el caso extremo del abandono a última hora del gobierno de coalición con ANV en Mondragón. Todo ello fue puesto en evidencia con todo lujo de detalles, en unos casos con una intencionalidad política claramente oportunista y en otros como simple reflejo de la realidad, por el PSOE y distintos medios de comunicación, tras el criminal atentado en Mondragón de Isaías Carrasco. En cualquier caso, no es posible ignorar que el origen del problema radicó en la inaceptable y desconocida, para la gran mayoría de las organizaciones de IU, presencia de EB en gobiernos municipales con ANV.
En última instancia y desde un enfoque político constructivo, debemos enfocar el análisis de la campaña más como un medio para contrastar planteamientos y obtener enseñanzas y aprendizajes que nos sirvan para enfocar la nueva etapa de recuperación y desarrollo de IU, que como un pretexto para realizar ajustes de cuentas o imputación de responsabilidades. Por supuesto que la mayor responsabilidad de los resultados corresponden a los que ejercieron la responsabilidad de diseñar y gestionar la campaña, situándonos además ante el reflejo de una determinada gestión del proyecto de IU, sobre el cual no cabe ya duda alguna respecto a sus debilidades intrínsecas. Pero a estas alturas sólo cabe mirar al futuro desde una voluntad de convergencia y superación. A estas alturas ya todos somos parte del problema, y la solución requiere un compromiso decidido de superación y de reconstrucción de una IU nueva y renovada. Así lo entendió la Presidencia Federal, eligiendo por amplísima mayoría una Comisión para preparar la IX Asamblea Federal en un clima de consenso y voluntad unitaria, que debe prolongarse en la Asamblea, objetivo del que se hace también garante IUCM.
2.- La política
En una declaración política como pretende ser esta, sólo cabe apuntar algunos ejes centrales del discurso político y programático. La reorientación del proyecto político resulta una exigencia inaplazable, si nos atenemos a nuestra propia experiencia y a los hechos que se están sucediendo en el ámbito europeo y que golpean, de manera singular, a ciertos formatos y propuestas políticas planteadas desde la izquierda transformadora.
En un contexto de análisis crítico y de redefinición y reconstrucción del proyecto político como el que hemos emprendido de cara a la Asamblea, resulta inevitable analizar con toda crudeza determinadas tendencias que vienen desarrollándose en el último periodo en España y en Europa: nos referimos al achicamiento experimentado por el espacio de la izquierda. Cualquier propósito de dotar de futuro a IU, de convertirla en una fuerza políticamente decisiva y decisoria, deberá partir del reconocimiento de estas realidades.
Consideramos que a medio plazo la reconstrucción de IU requiere redefinir la naturaleza de su proyecto político desde un planteamiento nítidamente transformador e inspirado en los principios del socialismo democrático, a los que se suman otras culturas y sensibilidades políticas de la izquierda transformadora, tanto las más tradicionales como las emergentes, como núcleo articulador de una propuesta política y programática abierta e integradora, al tiempo que coherente, ya que el capitalismo no sólo no ha sido capaz de solucionar los problemas de la humanidad, sino que los ha empeorado, profundizando la explotación sobre los seres humanos y extendiendo la pobreza, el hambre, la guerra, y la destrucción del medio ambiente.
De manera inmediata y sin más pretensión que la de dotarse de un programa básico para guiar su acción política próxima, consideramos que resulta urgente desarrollar una propuesta política fundada, al menos, en torno a los siguientes ejes:
- Un modelo económico y productivo, sostenible y eficiente, compatible y basado en el empleo de calidad, la suficiencia financiera de las políticas sociales, el desarrollo del estado de bienestar en el marco de una estrategia de convergencia social con la Europa de los 15, el impulso de políticas activas e integradoras de inmigración; propuestas de política económica frente a la crisis y a sus consecuencias. Un modelo de desarrollo sostenible, basado en la gestión adecuada de los recursos, en un modelo energético diversificado, sostenible y que priorice las energías alternativas, en el conocimiento aplicado, en la inversión tecnológica, en la empresa innovadora, democrática, y socialmente responsable. Defendemos la responsabilidad ambiental de las empresas y la adaptación de estas y del sistema productivo para el mejor cumplimiento de las obligaciones europeas en materia de cambio climático, en prevención y control integrados de la contaminación y en relación con el registro, evaluación y autorización de las sustancias químicas. Reclamamos la elaboración y aplicación de planes de desarrollo sostenible, en los ámbitos estatal, autonómico, local y sectorial.
- Un modelo de Estado y de organización territorial que resuelva y supere con claridad la fragilidad de nuestra actual propuesta de estado federal. Apostando decididamente por la articulación federal del estado -federalismo solidario- a partir de un proyecto de transformación social donde los derechos de los ciudadanos no se vean puestos en riesgo bajo la presión de las tensiones territoriales e identitarias. El autogobierno de las CCAA y la descentralización política, fiscal y financiera pendiente, por cierto, de extenderse a las instituciones locales (en el municipalismo descansa buena parte de nuestro crédito como fuerza política y ello ha de destacarse en la proyección pública de IU), y no deben en ningún caso afectar al principio de igualdad entre ciudadanos y a la cohesión social, ni a la función redistributiva del Estado.
- Defendemos los servicios públicos que se establecieron para satisfacer las necesidades de las personas, que deben regirse por criterios de interés social. De acceso universal, mantenidos por una fiscalidad solidaria, representan uno de los derechos sociales más significativos alcanzados por la ciudadanía a lo largo de la historia y son indispensables para luchar contra las desigualdades sociales y territoriales. La provisión de los servicios públicos se desarrolla en base a las necesidades sociales del ciudadano y no en su capacidad de pago, según las leyes del mercado. Por su propia naturaleza de bien público, no deben ser ni liberalizados ni privatizados.
- Desarrollo del Estado Social y de Bienestar desde el impulso activo de las Políticas Sociales. La sociedad española experimenta cambios rápidos y profundos. Asistimos a importantes cambios demográficos y de la estructura social y familiar que se caracterizan fundamentalmente, entre otras tendencias, por la masiva incorporación de la mujer al mundo laboral, un nuevo patrón de natalidad, un notable y prolongado envejecimiento de la población, una importante llegada de personas inmigrantes, la extensión de nuevas formas de convivencia, como las familias monoparentales y las parejas de hecho, etc. Todo ello, da lugar a nuevas y cambiantes problemáticas sociales que requieren el desarrollo y actualización de los sistemas de protección social y la elaboración contínua de propuestas políticas adecuadas y anticipatorias que tengan en cuenta esta evolución.
En este sentido, hay que garantizar las políticas de bienestar como fuente de derechos; exigir la responsabilidad de los poderes públicos como garantes de la cohesión social, a través de una red universal de gestión y titularidad pública, defender el sistema público de pensiones, ampliando derechos, mejorando prestaciones y trabajando por su viabilidad y solvencia. En definitiva, impulsar un sistema de protección social que afronte las modificaciones derivadas de las de las nuevas formas de organización del trabajo y desarrollo profesional, de la integración laboral de las mujeres, de la ampliación de los colectivos dependientes y de acceso al sistema de protección social de la población inmigrante.
Reiteramos nuestro compromiso con el sistema sanitario público -- frente a la fuerte tendencia privatizadora de las comunidades autónomas gobernadas por la derecha y su insuficiencia financiera--, con una asistencia sanitaria que amplíe las atenciones actualmente fuera de su competencia, y que reduzca el peso del gasto farmacéutico. IUCM considera imprescindible la coordinación sociosanitaria entre las distintas Administraciones para evitar un tratamiento desigual a las personas en función de su lugar de residencia.
Impulsar un sistema educativo avanzado, público, laico y basado en principios científicos y humanistas; que garantice una formación crítica, sólida y de calidad; que parta de una concepción integradora, socializadora y solidaria de la educación; que entienda la educación como un derecho prevalente a la libertad de elección de centros, como un factor que promueva la igualdad de oportunidades, de superación de las desigualdades sociales y de convivencia democrática entre las diferentes culturas. Un modelo que exige, en primer lugar, el apoyo decidido y sostenido a la educación pública y la dotación de recursos económicos suficientes para su sostenimiento.
Promover políticas sobre la población inmigrante a partir de la integración laboral con todos los derechos. IU debe trabajar por la igualdad de trato en sus condiciones de empleo, especialmente en las formas de contratación, en la salud y seguridad en el trabajo y en la aplicación de la legalidad y el convenio colectivo. Pero, a su vez, hemos de contribuir con todos los recursos humanos y económicos a una plena integración social (que no asimilación) de las personas inmigrantes. IUCM muestra su disposición a defender un marco legal y regulatorio de la inmigración, estrechamente vinculado a la capacidad de absorción del mercado de trabajo, incentivando la contratación en origen y estableciendo en los distintos países, infraestructuras de la Administración española, planes de acompañamiento y medidas para su integración (lengua, derechos laborales, protección social). Con el objetivo de neutralizar los fenómenos de rechazo social que se observan en zonas de gran afluencia migratoria, y que son atribuibles a la escasez de servicios o dotaciones públicas. IU impulsará propuestas de financiación en los ámbitos estatal, regional y local, conducentes a garantizar la provisión suficiente de servicios educativos, sanitarios, de vivienda,... al conjunto de la ciudadanía en aquellos barrios, distritos y poblaciones con importante presencia y concentración de inmigrantes.
- Una respuesta democrática al terrorismo que incentive la unidad de las fuerzas políticas y sociales democráticas, rompa cualquier atisbo de complicidad política con los violentos, siempre desde el Estado de Derecho y sin atajos como el que representa la Ley de Partidos. Todo ello, sin menoscabo de la iniciativa política del Gobierno para evaluar, junto a las restantes fuerzas democráticas, la mejor de las respuestas democráticas a la violencia terrorista.
- Una propuesta desde la izquierda transformadora de construcción de la Europa social y política, y una política internacional activa de paz y cooperación. Una propuesta que asume la del Partido de la Izquierda Europea y del Grupo de la IUE, para el control de los flujos financieros especulativos, por la convergencia social, por la defensa del sector público europeo y una fiscalidad progresiva armonizada, así como por la eliminación del déficit democrático.
La sociedad española se enfrenta a importantes retos. La evolución de la economía mundial, el modelo capitalista en su actual fase de acumulación, y las incertidumbres que genera no debe impedir el análisis pormenorizado de los problemas específicos de la economía española (cambio de ciclo económico, fragilidad e insostenibilidad del modelo de crecimiento, amenazas de desempleo, efectos de desigualdad y empobrecimiento, endeudamiento domestico y externo, precio de la vivienda, inflación, y también oportunidades de promover un nuevo modelo de desarrollo ante el cambio de ciclo). Y sin pretender improvisar las soluciones, sí queremos salir al paso de proyectos, como el que sostiene el Gobierno de Zapatero, basados en el uso indiscriminado, aleatorio y electoralista del gasto público, y en la devaluación de los principios fiscales de recaudación y distribución basados en criterios de progresividad y nivelación. El impulso de políticas desfiscalizadoras y el debilitamiento de los instrumentos públicos de redistribución y nivelación, están contribuyendo decisivamente –junto a otros factores de orden económico-- a un rápido agravamiento de las desigualdades sociales en nuestro país(la progresiva concentración de la riqueza en un segmento cada vez mas reducido de la población, --puesta en evidencia en los distintos indicadores al uso--, se manifiesta también en el hecho de que el 1 por ciento de los declarantes con más ingresos -superiores a 96.000 euros al año-, representan más del 30 por ciento de la base liquidable del impuesto -30,7% del total-). Buena parte de las medidas puestas en marcha por el vicepresidente Solbes –claramente insuficientes y fiscalmente conservadoras-- suponen un notable debilitamiento de la suficiencia y equidad de la política fiscal; ello sin mencionar la presencia en el actual gobierno de decididos y públicos defensores del tipo único en el IRPF y, al tiempo, de un sistema de pensiones alternativo al actual sistema publico.
Además de desarrollar sus propios planteamientos en materia de política económica y social, IU tiene la gran oportunidad de colaborar activamente en materia económica y social, y de compartir y contrastar análisis y soluciones, con el sindicalismo de clase y representativo(CC.OO. y UGT), para seguir defendiendo un sólido sistema de protección social, un mercado de trabajo regulado y con derechos, y un modelo productivo que cambie su actual patrón de crecimiento por otro con empleo indefinido y de calidad. Un modelo de desarrollo sostenible, basado en la gestión adecuada de los recursos, en un modelo energético diversificado, sostenible y que priorice las energías alternativas, en el conocimiento aplicado, en la inversión tecnológica, en la empresa innovadora y socialmente responsable. Defendemos la responsabilidad ambiental de las empresas y la adaptación de estas y del sistema productivo para el mejor cumplimiento de las obligaciones europeas en materia de cambio climático, en prevención y control integrados de la contaminación y en relación con el registro, evaluación y autorización de las sustancias químicas. Reclamamos de los gobiernos la elaboración y aplicación de estrategias de desarrollo sostenible, en los ámbitos estatal, autonómico, local y sectorial, con participación de los sindicatos de clase y en colaboración con el resto de la sociedad civil. Se hace necesaria la vinculación de IU y sus afiliados y afiliadas con los sindicatos de clase y los movimientos sociales, para impulsar la necesaria movilización que frene las agresiones sociales y abra la puerta a los necesarios cambios desde la izquierda.
Al tiempo que aspira a representar a los trabajadores y sus demandas sociales y económicas, IU debe situar en el primer plano del debate político la necesidad de una alternativa de izquierdas, poniendo en valor su aportación propia y diferenciada; una alternativa capaz de seleccionar una relación de propuestas concretas que respondan a los problemas de la gente, de los trabajadores, desde una vocación socialmente mayoritaria. Se trata de propuestas que en muchos casos serán también objeto de preocupación y tratamiento por otras fuerzas políticas, pero que encontrarán en IU las soluciones y respuestas propias y diferenciadas de la fuerza que aspira a representar más eficazmente los intereses y expectativas de las mayorías sociales de progreso.
La organización
Hace ya 22 años que IU inició su andadura en la lucha democrática española. A lo largo de estas dos largas décadas ha ido improvisando su modelo de organización sin que, hasta la fecha, hayamos encontrado el equilibrio interno necesario para ganar en credibilidad y eficacia hacia la sociedad. Federación, coalición, movimiento y un largo elenco de sustantivos para definir una organización que vive pendiente sistemáticamente de sus tensiones internas. Un modelo incapaz de asentar estructuras regulares de organización, cuya normalización ha contribuido a devaluar el papel de las federaciones y asambleas de base de la organización. No en el capítulo de la actividad política cotidiana, pero sí en lo que hace referencia a la conformación de los órganos de dirección y de representación en IU, casualmente lo que sigue acaparando la mayor atención mediática.
De esta forma, IU no ha evitado nunca ser noticia por las disputas internas para los puestos de dirección o en las listas a presentar en las diversas contiendas electorales.
Y siendo, quizás, inevitable que esas tensiones existan, las mismas tendrían que derivarse, si así fuere, del legítimo debate en las organizaciones regulares de Izquierda Unida. El pluralismo político e ideológico que existe y existirá en Izquierda Unida ha de canalizarse a través de las estructuras regulares de la organización, y con una apuesta firme por buscar el consenso en nuestra capacidad de iniciativa política, ya que encontrarlo en la dimensión ideológica siempre tendrá mayores dificultades.
IUCM cree llegado el momento de superar ciertas expresiones organizativas que poco o nada han ayudado a traducir la propuesta política de IU en afiliación, representación, presencia social y votos. Sabemos que este no es el único problema, pero es uno de ellos y hay que empezar a ofrecer soluciones. IUCM se pronuncia a favor de una formación política de la izquierda transformadora, participativa, plural, abierta, con una estructura ágil, operativa y acorde a la nueva realidad de IU. Una formación política superadora del caótico modelo actual, que empiece por cambiar en todos los ámbitos, la estructura de dirección -menos órganos, con menos personas, con nuevos métodos de trabajo-, y que reafirme su soberanía plena. Una formación política que actualice sus censos para que podamos hablar de un afiliado/a una cuota, sin que nada ni nadie se interponga en la relación de aquel o aquella con la organización. Una formación política que se dote de una norma estatutaria eficaz, precisa, que proteja los derechos de los afiliados/as a partir del respeto a la identidad colectiva, así como la defensa de la propuesta y de la política de IU, una vez que éstas han sido decididas en los ámbitos que correspondan. Cuestión esta última que debe precisarse con mayor claridad, de tal forma, que no puedan producirse situaciones, como por ejemplo, las vividas en el Ayuntamiento de Mondragón-Arrasate, donde la política de alianzas establecida en dicho municipio, va más allá del propio marco local. Una formación política que proclame la primacía de sus organizaciones regulares, las federaciones, y vaya haciendo residir principios, derechos y deberes –pluralismo, participación, transparencia- .
La 9ª Asamblea
Se celebre antes o después -sería oportuno no demorar las soluciones a los problemas porque alguno de estos amenazan la estabilidad y el futuro de IU-, no es tiempo de revivir viejos enfrentamientos. Estamos tocando fondo. O reconstruimos el proyecto de IU, su política, su organización, sus dirigentes, o corremos el riesgo de ser historia. No sobra nadie; faltan muchos; pero hace falta poner en valor la política y la organización.
La Federación de Madrid se muestra dispuesta a abrir un periodo de mayor acuerdo y convergencia política. De esa manera estará en condiciones de aportar su experiencia y su militancia a la organización federal. No vamos a silenciar nuestras críticas, pero vamos a hacerlas con sentido de la responsabilidad y con clara vocación de sumar y no restar. IU no debe permitirse el lujo de programar a plazo fijo (la asamblea) un nuevo episodio de conflicto fraccional y pretendidamente ideológico porque estaríamos cavando nuestra propia tumba.
No hacemos una declaración de fe cuando afirmamos que IU tiene espacio político y electoral propio. Que una izquierda como la que representamos es imprescindible para el cambio social que este país necesita. Sin embargo, no basta con un buen diagnóstico. Urge precisar el proyecto político (el que puede conseguir un amplio consenso en la afiliación). Cada vez más, IU tiene que ser una formación política, abierta, democrática y participativa que sólo responda ante sus afiliados/as, y cuyo funcionamiento interno esté protagonizado por sus organizaciones regulares (y con ellas, sus militantes), desde la asamblea hasta las federaciones, para confluir en una dirección federal fuerte y unitaria.
Frente a las tentaciones de promover una Asamblea en clave exclusivamente ideologizada o identitaria, abogamos por impulsar una Asamblea de reconstrucción y afirmación política, una Asamblea de búsqueda activa y consolidación del mayor consenso posible articulado en torno a la priorización de la propuesta política, al desarrollo de un modelo organizativo operativo y eficiente, a la expresión de la voluntad de resituar a IU como una fuerza políticamente decisiva de la izquierda. Aspiramos a que la Asamblea, frente al protagonismo de conglomerados heterogéneos y grupos de presión, frente a dinámicas de mera presión y pugna por el control orgánico, frente a la imagen de división y desgobierno proyectada socialmente, abra paso a una organización viva y participativa, solida y estable, en la que las organizaciones regulares y sus órganos electos de dirección desempeñen el papel articulador fundamental e imprescindible que les corresponde.
Para desarrollar estos ejes de actuación estamos dispuestos a impulsar el mayor consenso posible. Estamos dispuestos a aportar, desde nuestra reflexión crítica y autocrítica, toda la energía política y organizativa de la Federación de Madrid a la Asamblea Federal. Con nuestras ideas y nuestras propuestas, pero sin escurrir el bulto y sabiendo que ni el millón de votantes que ahora tenemos, ni los cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas que nos puedan votar, nos perdonarán otro espectáculo gratuito de división y enfrentamiento.